Tengo una amiga

30.08.23
Tengo una amiga
Lima, Perú
Tengo una amiga

Tengo una amiga que Yavé puso en mi camino hace poco más de dieciocho años. Durante mis años de depresión, fue la única amiga que estuvo a mi lado, siempre leal. Cuando busqué a Dios y él respondió, ella estuvo conmigo en esa habitación, fue la única testigo de eso que mi madre me dice que fue un sueño.

Ella se llama Nisha y es mi perrita.

Hace unos cuatro años, más o menos, le diagnosticaron problemas cardíacos y me dijeron que no viviría mucho tiempo (le daban de seis meses a un año de vida). Yavé me bendijo entonces y le dio varios años de vida más. No fueron pocas las veces en que él me sorprendió manteniendo a Nisha en cuatro patas, vivaz y fuerte, incluso en las ocasiones en que no había dinero para sus medicamentos.

Hace unos días Nisha empezó a vomitar sangre. Durante el tratamiento, los veterinarios se dieron cuenta de que la raíz de los problemas es su corazón. Está reteniendo líquidos, lo cual afectó sus órganos internos. Hoy le hicieron una nueva ecografía y pude ver su abdomen lleno de líquido y sus órganos flotando. El agua llegó a sus pulmones y el veterinario dice que antes de que termine la semana es probable que sufra un paro respiratorio.

Él dice que debería pagarle una eutanasia, porque ya intentamos todo y no hay nada que se pueda hacer. Los de la veterinaria pueden provocarle la muerte si yo doy la aprobación. Yo le dije al veterinario que no podría hacer eso, porque solo Dios puede decidir sobre la vida y la muerte, pero le agradecí la información de todas formas.

Inicié esta semana pidiéndole a Dios dos cosas: que se llevara a Nisha antes de que los veterinarios me hablaran de eutanasia y poder estar con ella cuando expirara. Ahora solo pido una cosa: que Nisha ya no sufra, que se la lleve. No importa si no me concede estar yo, pero que cese su sufrimiento. Y anhelo desde el fondo de mi corazón que si su voluntad no es concederme lo que pido, esto no sea usado por el enemigo para alejarme de él. Si Yavé oye mi oración, gloria a él. Si no lo hace, gloria a él.

Les pido un inmenso favor: acompáñenme en oración, amigos. Yo sé que la mano poderosa de Dios podría sanar a Nisha, pero 18 años con ella han sido una bendición tan grande que no podría pedirle más que lo que él ya me ha dado. Pido pues que no permita que Nisha viva agonía y la acoja en sus brazos.

Si pueden incluir a mi viejita, mi Nisha, en sus oraciones, se los agradeceré inmensamente.

Les mando un abrazo y mil bendiciones.

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