BDM #4
Hola de nuevo, mi amado. Son las 5:30 a. m. y tengo en mi alma algo que inquieta, pero también algo que me da paz y gozo.
Tú me conoces y conoces mi oración. Tú sabes que busco tu paz porque solo ella me rescata de la vida apurada. Y de la ansiedad. Tú sabes por qué tu Espíritu me despertó hoy, sabes que este será un día complicado y que mantener la calma podría convertirse en un auténtico reto.
Por eso me diste la oportunidad de aferrarme a ti en oración, lo cual agradezco infinitamente.
Pero no quiero solo agradecer, quiero decirte todas las cosas que no pude verbalizar pero que guardo en mi corazón. Quiero decirte lo que tú pusiste en mí, lo que quieres oír, lo que mereces oír. Quiero decirte que tu paz es como ninguna otra, que solo hablar contigo consigue silenciar al mundo entero. Quiero decirte que no importa el ruido externo, conversar contigo me da gozo verdadero.
Todo esto, Yavé, los problemas que vienen, el estrés, la enfermedad... ¡Todo es tan pequeño! Si parece grande, solo tengo que compararlo a tu grandeza para adquirir perspectiva. El día que llega es pequeño comparado a ti. Si estoy contigo, ¿quién contra mí?
Mi alma anhela estar unida a tu corazón, porque solo ahí está a salvo de toda duda y temor. Tú eres tan maravilloso, Papá Lindo, tan maravilloso... Solo estar cerca a ti me da poder. Tú eres asombroso. Tú, que pudiendo hacer todo y tener todo, escogiste proteger a los débiles y usarlos. Elegiste bendecirlos y hacer de sus corazones tu hogar.
¡Que se calle el mundo! Este mundo, con su bulla, con sus prisas, con su necedad. Este mundo de competencia y objetivos que olvida buscarte y amar.
¿Por qué me pusiste en un mundo así, Yavé?
Y no, no demando explicaciones. Realmente anhelo saber cuál es tu propósito para mí, qué es lo que tienes planeado para mí. Anhelo saber en qué te puedo servir. Mientras lo hago, simplemente disfruto escribiendo para ti, porque haciéndolo oro y predico. Escribiendo te mantengo cerca, conmigo.
Sea tu piedad para el mundo, Yavé. Este mundo que no sabe nada y cree saberlo todo. Apiádate de nosotros y enséñanos el camino correcto, tu camino. Escudriña nuestros corazones y vierte en ellos tu amor bendito. En tu palabra está escrito: "les daré un nuevo corazón". Dijiste que tomarías los corazones de piedra y que los cambiarías por corazones de carne que te amen y amen tu ley. Y mi alma ruega por eso, ruega por el movimiento santo de tu mano y por tus proyectos, porque tú nunca mueves en vano un dedo. Todo está hermosamente diseñado bajo tu cielo.
Yo solo quiero ver... Quiero ver los milagros que obrarás, milagros de amor y milagros de paz. Quiero ver cómo tomarás este día y entre tus brazos lo cobijarás. Sea tu nombre mi faro guía, sea tu palabra mi ancla.
Te amo, Yavé. Te adoro, Yavé. Inclina tu oído a mí, porque solo a ti clama mi alma.